Mahabharata
Esta obra no solamente es una de las
más antiguas creaciones literarias del mundo sino que, de hecho, es considerada
la obra literaria más extensa jamás escrita: en sus versiones tradicionales
contiene más de doscientos mil versos en sánscrito, la lengua sagrada de la
India. En las religiones de ese país cumple un papel análogo al de la Biblia en
las culturas occidentales, y contiene toda la suma de preceptos morales,
conceptos filosóficos y teológicos que sostienen al sistema social de castas en
la India todavía hoy.
Sin embargo, es
principalmente la historia de una guerra familiar. El libro cuenta el relato de
dos familias emparentadas entre sí, pero enfrentadas por la rivalidad del trono
del reino de Jastina Pura: los Kauravas y los Pandavas. Éstos últimos eran los
herederos originales del trono pero, tras perderlo en una partida de dados, sus
primos Kauravas los expulsan del reino y asesinan sistemáticamente a los
miembros de la familia.
El héroe Arjuna, heredero
de los Pandavas, al ver la desastrosa situación de su familia, pide ayuda a
Krisna, avatar del dios Visnu (dios
del sostenimiento del Universo) encarnado en el hijo de su tía Kunti. Krisna,
para ser justo, ofrece a los Kauravas y los Pandavas dos opciones: a unos les
regalará su ayuda y, a otros, el ejército más grande y poderoso del mundo. Los
Kauravas escogen el ejército y los Pandavas, con Arjuna a la cabeza, escogen la
ayuda de Krisna.
En el clímax del relato,
los dos ejércitos se encuentran en el extenso campo de Kurukshetra. Arjuna siente horror ante la idea de la guerra y el asesinato
de sus primos Kauravas, así que piensa en rendirse. Es entonces cuando Krisna,
conmovido, pronuncia un largo discurso acerca de la inmortalidad del alma, tan
importante y extenso que forma un libro aparte conocido como Bhagavad Gita. El fragmento a
continuación es el comienzo de ese discurso.
(Fragmento del Bhagavad Gita)
ARJUNA:
28.
¡Oh, Krishna! viendo a mis familiares preparados para la batalla, mis párpados
desfallecen y se cierran; y mi boca se seca y queda amarga, temblores recorren
mi
cuerpo
y mi cabello se eriza con horror.
29.
Mi arco Gandiva cae de mis manos, el pecho me arde, y mis músculos desfallecen
pudiendo
apenas mantenerme en pie, pues mi mente vaga en todas las direcciones.
Presiento
malos augurios.
30.
¡Oh, Krishna! ¿Por qué matar a mis propios familiares en el fragor de la
batalla?
31.
No veo ninguna gloria en ello. No tengo deseos de victoria.
32.
¡Oh, Krishna! Ni siquiera por el reino y todos sus placeres. ¿Cómo podemos
querer
un
reino, o sus placeres o incluso la vida?
33,
Cuando aquéllos para los que desearíamos ese reino y esos placeres, y los goces
de
la
vida, están aquí en este campo de batalla, a punto de perder su vida y sus
riquezas.
34.
Listos, y dispuestos a exponer su vida en esta batalla, se encuentran:
maestros, padres,
hijos,
abuelos, nietos, padres, yernos y esposos de esposas que solas quedan.
35.
De ningún modo quiero dañarles, oh Krishna. Incluso aunque deseasen matarme. No
los
dañaría ni por el imperio de los tres mundos11;
menos aún, por un reino en esta
tierra.
36.
La desgracia recaería sobre nosotros, si matamos a estos hombres; aunque sean
malos.
¿Qué
gozo encontraríamos en su muerte, oh Krishna, liberador de las almas?
37.
¿Acaso puedo matar a mis familiares, los hijos del rey Dhritarashtra, hermano
de mi
propio
padre? ¿Qué felicidad obtendríamos matando a nuestros seres queridos en la
batalla?
38.
Aunque ellos, con sus mentes obcecadas por la codicia, no tengan ningún reparo
en
destruir
una familia, ni en traicionar a sus propios amigos.
39.
Nosotros no deberíamos hacer esto, ya que vemos maldad en la destrucción. ¿No
crees
que deberíamos cuidarnos de cometer semejante fechoría?
40.
Con la destrucción de una familia desaparecen sus virtudes y tradiciones, y al
faltar
estas
virtudes, la iniquidad corroe el seno de la familia.
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