I Ching
(Hexagrama 21: La Gracia)
I Ching
significa “Libro de las mutaciones” y es considerado desde hace cerca de tres
mil años, uno de los Cuatro Clásicos
Chinos, por lo tanto se trata de uno de los cuatro libros fundamentales
para comprender la sociedad china y sus complejas formas de pensamiento. A
diferencia de los otros tres, que tratan preceptos éticos e historias
legendarias, el I Ching es un oráculo, es decir, un libro para adivinar el
futuro. Sin embargo, el futuro entre los chinos tiene un significado distinto
del que tiene en Occidente: mientras que en la cultura occidental es concebido
como un destino inevitable, para los chinos es una posibilidad sobre la cual
puede actuar el hombre a su favor cuando se comporta sabiamente.
La
realidad, de hecho, es concebida entre los chinos como un cambio permanente: lo
único seguro es el cambio, el universo nunca se mantiene igual. Para consultar
el oráculo, los chinos antiguos utilizaban varas de milenrama (una planta
medicinal) y hoy en día se utilizan tres monedas lanzadas al azar. Con cada
tiro se van dibujando líneas, que cambian según la posición de la moneda, hasta
formar un orden de seis líneas que en conjunto representan una figura simbólica
(hexagrama).
A
partir de esta figura simbólica, compuesta de dos conjuntos de tres líneas, se
realiza una interpretación poética. Generalmente, por la naturaleza de la
tirada al azar, se forma una figura más: ambas figuras se complementan. La
primera representa al hombre en el estado presente, y la segunda, la
posibilidad del futuro.
Pues,
para los chinos, el único modo de saber qué nos depara el tiempo, es conocer
exactamente nuestra posición en el aquí y el ahora.
Hexagrama 22: La Gracia
El
hexagrama muestra el fuego que nace de las secretas profundidades de la tierra
y arde iluminando la montaña y lo alto del cielo, revistiéndola de belleza. La
gracia, la belleza de la forma es necesaria para que toda unión sea armoniosa y
amable y no caótica y desordenada.
EL
JUICIO:
“La
gracia tiene éxito. En asuntos pequeños es favorable emprender algo”.
La
gracia trae éxito. Sin embargo ella no es esencial para los asuntos
fundamentales, sino un ornamento que debe ser usado con parsimonia en las cosas
pequeñas. En el trigrama inferior, el fuego, una línea débil se mete entre dos
líneas fuertes y las hace bellas; pero las líneas fuertes son la esencia, la
línea débil es la forma que embellece. En el trigrama superior, la montaña, la
línea fuerte aparece en la cumbre, en un lugar determinante, de tal manera que
aquí todavía ella debe ser considerada como el factor decisivo. En la
naturaleza el sol ocupa una posición fuerte y la vida del mundo depende de él.
Pero la posición fuerte del sol está rodeada de la luna y de las estrellas que
alternan graciosamente con el. En la vida humana, la belleza de la forma
aparece cuando los caracteres fuertes como montañas se hacen agradables por una
clara belleza. Contemplando lo que ocurre en el cielo llegamos a comprender la
época y las exigencias cambiantes. La contemplación de las formas en la vida
humana confiere la posibilidad de moldear el mundo.
Nota:
El hexagrama muestra la belleza en reposo. Adentro claridad y afuera quietud.
Es la quietud de la contemplación pura. Cuando el deseo se calla y la voluntad
se reposa, el universo se revela como Idea en las apariencias. En tanto que tal
eso es bello y sustrae al combate por la existencia. Es el mundo del arte. Pero,
en definitiva, la contemplación por ella sola no pone la voluntad en reposo.
Esta se despertará y toda la belleza habrá sido solamente un momento de
exaltación pasajera. Por eso es que la belleza y la gracia no son verdaderas
vías de liberación. En consecuencia, Confucio se sintió muy molesto cuando,
consultado el oráculo, obtuvo como respuesta “la gracia”.